18 febrero 2009

Cosas que me sorprenden de... EL INSTITUTO

Creo que hay pocas cosas en el mundo que me jodan más que una calificación de 0'80. ¿Por qué? No lo entiendo, ¿Por qué no me ponen el 1, y punto?. ¿Es que acaso escribí "Napole" en ve de "Napoleón", o quizás "Guatema" en vez de "Guatemala", de verdad, lo digo en serio ¿a qué se debe ese 0'20? ¿donde está? ¿de donde viene? ¿a dónde pertenece?

O el 0'85... ese me jode aun más. Otra cosa son las clases de Educación Física. No conozco a nadie que haya pasado la ESO sin que le hayan puesto en ningún curso una clase de Educación Física a primera hora, en la que en invierno te mueres de frío jugando a la mierda del voleibol (to dormio encima) o a última hora en la que en verano te cueces (que no enriqueces) literalmente de calor. Sobre todo esto último lo sentirán los habitantes del sur que, como yo, habrán notado como el calcetín se humedece y arruga cual caracol dentro del botín (o de las tennis pa los que seáis más pijos).
Yo siempre me he imaginado a los profesores reunidos en la sala de profesores (valga la redundancia) para hacer los horarios... con tres botellas de cacique y legendario sobre la mesa y la sala llena de humo (curiosamente denso) y descojonándose mientras te ponen el típico horario de "matemáticas, física y química y a última hora... Educación Física (explotan las risas)".

Luego te vendrán a poner examenes por la tarde por que no tienen tiempo por la mañana, extraño si sólo tienes un horario de casi 6 horas cinco dias a la semana. Otra cosa que también me sorprende son las bajas. Tú habrás visto a tu padre o a tu madre pedir la baja una o dos veces como mucho en toda tu vida, sin embargo, a un mismo profesor lo habrás visto de baja una o dos veces... como mínimo, en toda su vida. Pero no te hagas ilusiones porque, aunque falten mucho los profesores, nunca, y cuando digo nunca es nunca, te van a avisar de ello con antelación para que te puedas ir un ratito antes, nooooooo, cuando haya pasado ya media hora, hayas comprobado que el coche del profesor no está, te hayan dicho los conserges uno por uno que "hoy no ha venido", hayas visto un platillo volante y hayan cerrado ya la puerta del instituto para que no te puedas largar, entonces aparecerá el jefe de estudios (que parece que ha estado escondido o que viene de otra dimensión porque en todo el dia tú no lo has visto) y te dirá un verdad sumamente reveladora: "No ha venido" ¬¬ Y esos serán los ojos que se te quedarán. Y luego te mandan un sustituto.

Da igual la materia que imparta este sustituto, da igual, porque lo que hará es ponerte un video, aunque el sustituto sea de Educación Física. Y que se te vaya quitando de la cabeza que te vaya a poner Independence Day, American Pie o Shrek... no, te lo digo desde ya, te va a poner una película francesa de 1960 en blanco y negro. Y no contento con todo ello al final de la película son capaces (se han dado tales casos) de preguntarte "¿Bueno, qué es lo que más os ha gustado de la película?"... A lo que se puede responder con varias respuestas: los creditos, el nombre del director, el juego de colores, el cuadradito del stop. Pero da igual porque tendrás que hacer una redacción y puntuará (ZAS en toda la boca).
Yo de hecho, mantengo la teoría de que la industria cinematográfica francesa se sustenta gracias a los sustitutos españoles. De hecho, creo que los sustitutos no son humanos, que son seres que vienen de la misma dimensión que el jefe de estudios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los dias a ultima hora en sevilla de gimnasia se sumaban a otra regla universal: ese dia en tu asa habia lentejas o puchero, recien sudado y cansado, con toda la calor, y con las venas de la muñeca hinchadas y moradas de jugar a la mierda del voleibol (¿es que nadie se ha dado cuenta que ese deporte duele?), lentejas, ahí lo llevas, lo que más pegaba...

Chamaleonic dijo...

Jajaja, es verdad, Nando. Parece que se te cae el mundo cuando llegas a casa con ilusión de tomar algo apetecible y fresquito (con el calor que hace fuera) y te ponen un guiso en la mesa. Se quitan (momentáneamente) las ganas de comer.

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